Manuel Silva Albarrán
Director Gerente de Chiclana Natural
Para las almas es muerte convertirse en agua; para el agua es muerte convertirse en tierra, pero de la tierra nace el agua, y del agua el alma.
(Herodoto)
La sequía es uno de los principales riesgos de carácter hidroclimático a los que se enfrenta el hombre y nuestro país es extremadamente sensible a la sequía y a la falta de agua. Si el lector consulta el estado de los embalses de la Cuenca Atlántica Andaluza (que abastecen a la Zona Gaditana) de los que nos surtimos observará la situación tan precaria en la que se encuentran lo que nos conduce a la urgente necesidad de utilizar racionalmente un bien tan necesario pero tan escaso.
Más que lavarnos las manos como si el problema no fuera con nosotros, como ciudadanos, profesionales, políticos y trabajadores debemos comprometernos y cambiar las formas en que gestionamos nuestras aguas, preocupándonos antes de que aparezcan las sequías y cambiando nuestros comportamientos de forma activa. Algo habrá que hacer porque con el paso del tiempo, a medida que las actividades económicas y las exigencias de la sociedad dependen más agua, crecen los impactos de las sequías ocasionando graves perjuicios económicos, sociales y ambientales nunca vistos. Está realidad no se puede ocultar pues al ciudadano no hay que mimarlo sino educarlo. Es importante asimilar que reducir el desperdicio del presente es una de las más valiosas opciones de futuro. Estamos obligados a reducir nuestra huella hídrica, movilizando nuestra voluntad política hacia un uso más sabio del agua.
Como las ideas se olvidan rápido hay que hacer algo con ellas; ya no es cuestión de hablar de problemas sino de soluciones. Chiclana Natural, empresa pública encargada de gestionar el Ciclo Integral del Agua, asume ese reto y toma conciencia del problema, para lo que está incorporando criterios de modernidad, eficiencia y servicio público como uno de los grandes objetivos. Para ello es preciso saber hasta dónde llega la capacidad humana para hacer sostenible una ciudad y se sabe que el paradigma actual con el que resolvemos los problemas del agua está errado.
La Ley de Aguas de 1985 y su modificación por la Ley 46/1999, junto con la Directiva Marco del Agua, suponen un giro importante en los conceptos y criterios utilizados en la planificación hidrológica e introducen la calidad de las aguas y la protección de los recursos hídricos como puntos esenciales para estructurar dicha planificación. Son las normas que, junto con los principios que postula la Nueva Cultura del Agua, escoltarán la gota de agua desde el grifo a la alcantarilla y de allí a la depuradora, desde donde pasa a regadíos, a cauces, el mar, a las nubes, y vuelta a empezar.
Chiclana Natural esta realizando un estudio de planificación estratégica, Plan Integral de Ahorro de Agua o Plan de Gestión de la Demanda basado en la gestión hidrológica desde el lado de la demanda y no con el enfoque tradicional de la oferta. El objetivo genérico del PIAA es asegurar, a medio y largo plazo el abastecimiento de agua de acuerdo con las siguientes condiciones: Minimizar la extracción de recursos naturales de agua; satisfacer las diversas necesidades de servicios hidráulicos; ajustar la calidad del agua a las exigencias de cada uso; elevar los niveles de garantía del suministro a través de la eficiencia en la distribución y la utilización y no del aumento de las dotaciones; distribuir equitativamente los costes del sistema entre los abonados y, por último, mantener el equilibrio económico y financiero de la empresa.
Para el logro de estos objetivos se pretenden desarrollar una serie de actuaciones que se centran en la optimización y ecoeficiencia de la utilización final del agua mediante actuaciones muy diversas que afectan a los distintos elementos que forman el ciclo integral del agua. Partiremos del conocimiento y valoración de las posibilidades que ofrece la integración de los recursos hídricos del ámbito local –aguas subterráneas, aguas superficiales, aguas pluviales y aguas grises- y las aguas regeneradas procedentes de la depuradora en la estrategia de suministro de agua de la ciudad. Los programas contienen medidas que se desarrollarán a lo largo de varios años de duración. En su elaboración se tendrán presente el criterio de viabilidad, es decir, los programas deben ser asumibles tanto desde el punto de vista ambiental, como social o económico.